En muchas ocasiones tenemos la oportunidad de externar alguna idea o comentario en un grupo, pero por alguna razón nos decimos que no tiene importancia, que alguien o todos ya lo saben y que lo más probable es que causemos una mala impresión en el grupo. A veces inclusive se trata de una duda que surge por estar atentos.
Dice mi padre que lo malo no es no saber, sino no preguntar.
De igual forma, no es malo opinar de forma errónea, sino no externar nuestras ideas.
Nosotros nos sentimos muy familiares con nuestra forma de pensar y nuestras estructuras mentales, y por ello, nos parece muy lógico que los demás piensen lo mismo. Sin embargo, esto no es así en una enorme mayoría de los casos, y por el contrario, nuestras ideas son auténticas y podrían aportar mucho valor.
Por ello, es bastante probable que nuestras ideas, opiniones o comentarios sean bien recibidos, por lo que externarlos es una buena idea.