Nuestra mente se encuentra constantemente en movimiento. Siempre tenemos un pensamiento que nos ocupa, independientemente de que nos encontremos leyendo, escribiendo o tal vez, escuchando a un interlocutor. No tenemos una costumbre de silenciar a nuestra mente para escuchar y reconocer nuestro entorno.
Como los pensamientos no nos permiten identificar nuestro entorno, tampoco nos dejan tener los objetivos ni sus actividades como prioridad. Cuando nos sentamos a trabajar en las actividades que nos fijamos para llegar a las metas, la mente comienza a distraernos y a quitarnos el tiempo con recuerdos de otros pendientes, pláticas pendientes o recientes, etc.
Si a estos pensamientos les añadimos los correos electrónicos, los mensajes telefónicos y las redes sociales, podemos entender porqué es tan difícil para el humano “moderno” enfocarse y cerrar sus círculos.
Es necesario, para dejar de lado la apatía, la abulia y hasta la informalidad que nos caracterizan, el aprender a disciplinarnos y aquietar nuestra mente, centrar nuestros pensamientos en la actividad que tenemos en curso y programarnos hasta terminar.
Existen mecanismos que nos facilitan esta tarea. En cuanto a las redes sociales, los teléfonos
celulares y la misma Internet en general, es posible cerrar todos los aplicativos, y si es posible, apagar la computadora. Después de ello, despejar el espacio donde trabajaremos para eliminar distracciones y finalmente… respirar profundamente.
Ya que tenemos un ambiente adecuado, viene realmente el esfuerzo que debemos realizar. La mente buscará y nos exigirá una distracción, y los pensamientos nos provocarán incomodidad, tal vez ansiedad. Esto es normal cuando comenzamos a hacer este tipo de esfuerzos, y por lo general
duran unos pocos minutos. Soportar este lapso y
esforzarnos por permanecer centrados nos ayudarán a que la mente se acostumbre a seguir nuestro trabajo.
Al cabo del tiempo, con un poco de constancia y práctica, la mente nos ayudará a mantenernos enfocados. Y esto provocará que podamos dedicarnos a ejecutar nuestras actividades de forma diligente y eficaz. Antes de que nos demos cuenta, estaremos produciendo resultados con sólo pensarlos, pues la mente marcará el objetivo, y todo lo que hagamos la seguirá.