No estoy a favor de adular inmerecida ni exageradamente, pero no hay nada que facilite las relaciones humanas como el demostrar gratitud.
Agradecer sinceramente por un favor, por un gesto, o simplemente por el placer de la compañía hace que la otra persona se sienta valorada, que el esfuerzo realizado, por pequeño que sea, tiene un impacto en nuestra vida o en nuestras actividades.
Expresar un comentario agradable que nazca de nuestra alma es como regalar un carísimo objeto. Una sincera sonrisa adornando el comentario de lo bien que luce una persona será percibida como un costoso juego de plumas o un anillo de oro. Conseguirá que la gente empatice con nosotros más facilmente y que logremos acuerdos con un menor esfuerzo.
Pero hay que tener mucho cuidado de.no cometer el error de exagerar o ser falsos, ya que de inmediato obtendremos el efecto contrario. Si no nos sentimos inspirados a hacer un comentario agradable, es preferible no expresar nada.
¿Qué tan seguido agradeces con sinceridad por un favor o por la sola presencia? Inténtalo y verás grandes resultados.