¿Nunca te ha pasado que todo te sale mal y te preguntas porqué? ¿Alguna vez has repasado lo que hiciste (u omitiste) previamente?
En muchas ocasiones las cosas que nos pasan se deben a nuestra desidia, nuestro olvido o simplemente a nuestra decisión por dejar que se dieran así. Si somos realmente honestos en nuestro fuero interno, sabremos perfectamente cuál es la razón por la que las cosas no están como quisiéramos.
¿No has pensado que tal vez esto lo haces a propósito inconscientemente? Esto muchas veces sucede porque nos da miedo, y como siempre, el miedo nos orilla a hacer cosas que no queremos, o que nos limitan en cuanto a nuestro propio desarrollo. Nuestras metas en ocasiones no las hemos alcanzado porque no nos sentimos capaces, o tal vez merecedores de ellas. Cuando de pronto rompemos este patrón mental-emocional, algo dentro de nosotros nos sabotea, para evitar que lo alcancemos.
¿Qué podemos hacer? Debemos tener presente en todo momento que podemos ser víctimas de nuestro miedo, que tendremos varias oportunidades de triunfar, y que en nuestra mente aparecerán esos pensamientos negativos que buscarán detenernos y enviarnos al fracaso. Si nos mantenemos atentos a estos pensamientos, detectamos su naturaleza medrosa, y los ignoramos, seguramente no fracasaremos, y además, al saber de dónde provienen, podemos comenzar a trabajar en el miedo que lo genera.
¿Qué se hace con el miedo? Se enfrenta. Si tenemos miedo de hablar en público, empezamos por hablar con un extraño, en una situación extraña y acerca de un tema extraño. Cuando esto no nos cause dificultad, entonces lo hacemos con 2 ó 3 personas, y así seguimos aumentando hasta que seamos capaces de hablar ante un auditorio. ¡Por favor! Si le tienes miedo a las alturas, no te subas a un edificio y te acerques inseguramente a una orilla de la azotea. Una cosa es afrontar el miedo y otra es hacer tonterías.
¿Qué te has negado el día de hoy? ¿Hasta cuándo te permitirás seguir fracasando por miedo?